Para mi princesa, gatita, diosa, hada. Reina de
mi mundo, dueña de mi almohada, para ti. En llamas.
Hoy más que nunca mereces
que te escriba, antes o después de que el fuego se coma tus sentimientos grabados
en papel y rotos por un idiota sin razonamiento.
Idiota que ahora besa tus
pies encontrando indulgencia por su falta de inteligencia. No busco perdón ni
comprensión, solo poder seguir escuchando en tu pecho los latidos de tu
corazón.
Palpito que araña las
entrañas
Órgano dañado por un ser amado
No hay disculpa suficiente
para ese ser desconsolado
Por tu perdón besare todo
sitio donde hayas pisado
No sabes cuánto te agradezco
que permanezcas a mi lado.
Me alegraría saber que el
tiempo abrazara todo remordimiento por la sangre derramada de las heridas
abiertas. Pero en fantasía se queda hasta que luche y muestre que las canciones
que para ti eran dedicadas y más tarde odiadas, vuelvan a entonar sueños de
Gervacios y hadas.
Mientras escribo esto no
puedo evitar evocar tu cuerpo en mi cama, con respiración acompasada en ese trozo de mi recuerdo reposa ahí mi todo
y mi nada, la mujer que amo y con la que espero despertar cada mañana.
Por no creer en esto decidí
quedar mirándote tras la ventana
Creyendo poseerte rompí los
cristales, curando mis heridas con falsas verdades.
No comprendo por qué ha todo
lo que me demuestra amor verdadero tengo que clavar en su corazón un puñal
certero.
Demonio maldito instalado
dentro de mi fuero, que me hace hacer daño a lo que más quiero.
Pues sola y triste imagine
mi vida creyendo que había perdido la partida.
Ahora y tarde me doy cuenta
que tus caricias alimentan mi existencia, si me quedara sin ellas desgraciado
de mi pues por mucha fuerza que ponga en mis huellas no sabría seguir hacia
delante sin tu inteligencia.
Te pido una última
oportunidad, un último beso interminable o hasta que los gatos hablen. Que me
dejes darte una última caricia eterna que empiece en tu rostro y no termine en
las piernas. Un último suspiro por lo que siempre has querido conmigo y nunca
he cumplido. Déjame amarte hasta matar a Cupido y la muerte no me deje ser tan
gilipollas como he sido contigo.
Te amo Zulay, quédate
conmigo y seré tu amigo. Al menos hasta que te muerda el ombligo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario